Tarántulas mexicanas en riesgo máximo, las exportan para venderlas como mascotas

La captura y el tráfico ilegal de totoaba en San Felipe, Baja California y el Golfo de Santa Clara, Sonora, que ocasiona la extinción del mamífero marino en mayor peligro del mundo, al morir ahogado en las redes de pesca prohibidas, impacta hasta el otro lado de la República Mexicana, a más de dos mil 800 kilómetros de distancia.

El pasado 13 de abril, el gobierno mexicano consiguió en su tercer intento, el visto bueno de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres al nuevo plan de acción para la protección de la vaquita marina.

El aval llegó 18 días después de que la propia Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), impuso un embargo contra México, por considerar que hasta ese momento la estrategia no era la adecuada, por carecer de plazos y metas establecidas.

De un día para otro, la sanción comercial obligó al cierre de fronteras para las comunidades rurales, ejidos y pueblos indígenas, que viven principalmente de la venta de especies silvestres, productos o subproductos regulados por la CITES.

Entre las exportaciones de fauna y flora mexicana destacan los trofeos de caza deportiva de borrego cimarrón, aletas de tiburón, cera extraída de la planta de candelilla, piel de cocodrilo, orquídeas, árboles maderables de caoba o cedro, y justamente las tarántulas que son altamente cotizadas como mascotas y hobby de observación en Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Reino Unido y Alemania.